Será que soy de pueblo que no entiendo el arte moderno. Es más, la mayoría me parece una mamarrachada.
Tal vez es porque no tengo imaginación (mi madre en el "Reina Sofía" me deja fatal porque ve un manchurrón y dice "anda, una gaviota volando encima de una furgoneta", y te acercas y lees en el cartelito "La gaviota y la furgoneta". O una cagarruta con una raya cruzada y te suelta "mira, una mujer durmiendo a la orilla del mar" y ¡zaca! acierta. Tiene un don.
Una vez en la "Tate" creo que fue, vi un mural enorme de color marrón....marrón, sin más, ni relieves, ni diversos tonos de marrón...nada, como si llegase Paco el pintor y te pintase con un rodillo la pared de marrón.
Bueno, pues el jeta que lo pintó se estrujó los sesos pintándolo y poniéndole nombre porque lo llamó...¿lo adivináis?...¡¡BROWN!! Herniado se quedó, y forrado porque para que lo expongan en un museo no creo que costase cuatro pounds.
Otra mamarrachada fue en el "Guggenheim" de Bilbao.
Había una palada de caramelos de regaliz tirados en una esquina. Y claro, ignorante de mi y amante de los cuencos, pensé, qué cutres esto dejarte los caramelos tirados en el suelo, hombre, un cuenco moderno no estaría mal ya que es una gentileza de la casa.
Doy varias vueltas, y vuelvo a pasar a por otro puñado de caramelos (que estaban buenísimos por cierto) y veo un grupo arremolinado alrededor de los caramelos. Me acerco, y oigo a un guía explicar que es una escultura en movimiento porque cada vez que se van cogiendo caramelos en montón se mueve. ¡¡Tócate las narices!! ¡¡Qué me comí una obra de arte!! ¡¡Y a puñados!!.
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