Estamos en plena época de BBC's y nos llueven los artículos y consejos sobre como ir o no ir vestida a una boda, pero ¿qué pasa con las Primeras Comuniones? ¿nadie se interesa por ellas? ¿por qué son las grandes abandonas del maravilloso y gratuito mundo de los consejos estilísticos?.
Ya sabéis que hace poco fui a una, así que el tema del observatorio modil Comunionero lo tengo reciente. Lo siento, pero desde donde estaba no veía muy bien a los niños, así que me dediqué a cotillear a las madres, padres (señores, esa corbata negra es para funerales o salir en el "Caiga quien caiga") e invitados.
Aquí la baronesa Thyssen desde su puesto de observación comprobó que básicamente las mujeres asistentes de dividían en dos grupos:
Las que iban bien o correctas (es decir, vestido "de calle" con chaqueta, abrigo corto de verano, traje de chaqueta, conjunto de falda y blusa y demás derivados. Salones o sandalias de piel y bolsos de mano o de colgar pero en tamaño pequeño también en piel.
Las que se habían montado la picha un lío y en vez de a una Comunión se pensaron que iban a una boda de noche o a un cotillón de Nochevieja con barra libre.
A ver Josefina, que ya sé que tienes muchas ganas de sacar aquel vestido ceñido de lentejuelas que te compraste en la "butí" del barrio, pero ¡¡¡no para una Comunión!!!.
Josefina, vamos a repasar el manual de protocolo de Comuniones:
Las Comuniones son por la mañana, o sea, fuera lentejuelas, vestidos largos, vestidos, faldas o minichorts enseñando todo el pichichi (que estamos en una iglesia, no en un bar de alterne), chales anudados debajo de las domingas, transparencias, plumas en la cabeza, moños artísticamente esculpidos por Maruchi Biuti Salón a golpe de botes y botes de laca como para agrandar más el agujero de la capa de ozono, que ya sabemos que "de aquellos polvos, estos lodos", escotes enseñando el canalillo, la pelusilla del ombligo e incluso la gomilla de la braga, embutimientos al cuerpo cuan botillo del Bierzo (lo del botillo es por el efecto bultos que hacen las cuerdas al apretar el botillo, o sea, cuerpo de nuestra amiga Josefina), tacones de plataforma (ejem ejem Leti, también va por ti, que ese momento "Cenicienta sepsi" sobraba), bolsos de lentejuelas, pedrería, raso y demás brilli brilli.
En este momento a Josefina le hemos roto los esquemas estilísticos y ella que es muy....ELLA no sólo no me hará ni
Pues ole Josefina, que eres tú la que va a ir haciendo la mamarracha.
Esta historia está basada en hechos reales, aunque una que es muy de colegio de monjas NUNCA le dirá a Josefina que va hecha un Cristo un cuadro. Me callaré y cuando llegue a casa la despellejaré estilísticamente hablando con el Respectivo, mi madre (que es peor que yo...ya sabemos a quien he salido), mis amigas o sino encuentro a nadie hablaré sola como la loca que soy.
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