LA MAMARRACHA DE LA CENA

Comienzo  la narración de mis ¿desastres? estilísticos del pasado fin de semana.

Para una vez que salgo del pueblo, voy cargando con toda la artillería pesada o semipesada, o sea, esos modeletes que te has comprado en algún momento de tu vida (pasada) y que no procede ponerte para ir a los súper eventos y compromisos sociales que tienes últimamente, y que básicamente podríamos resumir como "cumpleaños infantiles".

Has dejado de ser un ave rapaz nocturna para convertirte en mamá osa (sobre todo por lo peluda de no tener tiempo de depilarte, la halitosis mañanera y por los kilos de más).

Situadas ya, os sigo contando.

Cena preboda, ¿qué te pones?, pues hombre, algo así como "arreglado pero informal" ("smart casual" para las que parece que hayan nacido en el mismísimo Winchester, tirando para arriba de Villapanceta de los Chotunos).  Sin pasarnos pero con sandalias de taconazo, morros rojo putón familiar y collar Marni-oso que queda muy aparente.

Llegas al hall del hotel donde has quedado con el resto de invitados a la cena preboda, tú toda mona, el niño hecho un pincel con sus bermudas y su camisa "del caballito" (que diría mi madre) requeteplanchada por fuera, el marido hecho un Adonis con gafas, pero un Adonis, y ¿¿¿qué ves????

¡Que el resto de invitados se han plantado allí en chanclas!.

¿Pero qué invento es este? ¿dónde está la cámara oculta? ¿vendrá también "el Coleta"? ¿nos íbamos de cena o de manifa pancartera?.

Veo a las invitadas y me percato que la mayoría van en chanclas o sandalias cuerosas perroflaúticas, faldas pareo étnicas de esas que no venden en Inditex, camisetas "básicas" de tirantes de las que me pongo cuando voy transparentosa para no enseñar lorzas y vergüenzas, y cortes de pelo súper currados como si llegase Freddy Krueger y te hiciese un estropicio acariciándote la melena.

Mi piel blanca y tersa cuan copito de nieve se torna roja cuan Gusiluz o guiri dejado al sol borracho en Mallorca, mientras que mi temperatura corporal (a pesar del calorazo) baja a niveles de Siberia en temporada baja.

Miro al Respectivo de reojo y veo que está aguantando la risa así como para sus adentros. 

P. el pobre, no es consciente de que es el "niño catálogo de Gocco" entre los recién salidos de la pisci. ¡Bendita infancia!.

Me dan ganas de subir corriendo a la habitación a ponerme el vestido cutroso que uso cuando salgo de la ducha y las chanclas (mierda, que las mías son de colorines).

Llega la novia. Ella va vestida "normal".  Vale, la novia y yo vamos "arreglás pero informales", ya no me siento sola aunque sigo queriendo que me trague la tierra...bien tragada.

En la cena la novia me dice: "mírala ella que mona, que después del palizón de viaje (los de las chanclas venían de la provincia de al lado, vamos, que podían haberse hecho el camino casi casi andando...o en bici que es más propio) todavía tienes humor de arreglarte".

El Respectivo me coge del brazo y me susurra al oído:  "todavía estás a tiempo para replantearte lo de las flores en la cabeza que me da que en esta boda no le van a pillar el rollo "fashion" y vas a dar el cante".

NOOOOOOOOOOOOOOOOOO, MI CORONA DE CICCOLINA NOOOOOOOO.

MORIRÉ CON LAS FLORES PUESTAS COMO LAS LOCAS.

 

¡¡¡A DIOR PONGO POR TESTIGO QUE LOS DE VILLANUEVA DEL CORNETILLO NO VAN A PODER CONMIGO!!! (vale chata, poder no podrán, pero hacerse unas risas a tu costa...eso fijo).