¡Ay, qué disgusto tan grande!
Tantos post rayada con las piñas dedicados a la piña, y ahora, esas egoblogueras ingratas, que tanto la han utilizado, la dejan de lado, tirada como una colilla, para irse con la sandía.
Vale, reconozco que deseé el piñacidio infinidad de veces.
Pero es que tanto verla, y tan diurética y saciante que es ella, acabas cogiéndole cariño, aunque sea por aburrimiento.
Tal vez sea por eso de la crisis (porque la sandía es lo más barato que hay ahora en el súper), que todas se han lanzado a comer sandía como si no hubiese un mañana. ¡Qué digo a comerla! ¡a comerla y a fotografiarla como si fuese un plato del mismísimo Arzak!
La Vane come una variedad de sandía enana desconocida en el Mercadona, mientras que la Lore le da a la Nutella y oiga, están igual de buenorras. Moraleja: "Dale al chocolate que lo de la fruta y sus propiedades dietéticas es una leyenda urbana".
La foto de las piernas está preparada, no, lo siguiente, porque ¿a que vosotras estaríais todas pringadas del jugo de la sandía?. Además, ¿quién sale a la calle con una rodaja de sandía en la mano?
A estas chicas (un poco zombies, todo sea dicho), como al resto de los mortales, les cae la babilla sandiosa al comerla, porque pringosa es un rato la fruta de marras.
Pero a las egoblogueras, que ya sabemos que están hechas del aroma de las nubes, no les cae ni una gota por la barbilla (lo de comer sandía con cuchara nunca se me había ocurrido).
Si fuese yo, esa camiseta blanco nuclear sería rosa degradé.
Esta otra reconoce que está toda pringosa, pero lo que no nos cuenta es toda la arena que debe de estar rumiando porque la veo y me chirrían los dientes, ahí, al borde de la toalla, con lo que se mete la arena por todos lados.
Pero es que "el caso de la egobloguera a la que no le chorreaba la sandía" ha llegado a límites insospechados.
Pero es que "el caso de la egobloguera a la que no le chorreaba la sandía" ha llegado a límites insospechados.
Mirad ese suelo blanco inmaculado con una sandía "rabuñada" al lado. ¿Y esas piernas? ¿las vuestras no estarían pegajosas por todos lados?. Porque la sandía es como un kebab: para comerla en la intimidad de hogar o después de 20 años de casados, ya que es difícil mantener la compostura comiendo sandía o pita-pita sin pringarte.
Y la de la hamaca blanca ¡anda vaga y vete a comer a la cocina que lo vas a manchar todo! ¡claro, como tú no lo lavas luego! (esto me ha quedado muy mi madre).
Bueno, bueno, bueno...y lo de comer sandía en la cama (de sábanas blancas por supuestísimo) es ya de traca, aunque viendo esos uñates, esta no está mucho de fregar.
También se la beben, pero me da que no posan el vaso, porque con el pedazo sandía que le han puesto en el borde yo creo que lo tumba porque pesa más el adorno que el zumo.
Esta egobloguera con pinta de
Pensaba que lo de la tabla era muy de otoño, pero oye, la tontuna sigue en verano.
Tenemos a la egobloguera que se debió de tomar lo que toma el que pone los nombres a la ropa de MANGO para ir a la frutería porque sino no entiendo la cara de alegría y satisfacción por comprarse un cuarto de sandía. Le he tapado la boca porque por los piños fijo que la reconocéis, pero es que la cara es de alucinar pepinillos, está como la que enseña el cheque del Euromillón.
Si es que elevan a arte a la fruta más humilde del mercado, la que compramos las que no tenemos donde caernos muertas las chicas que estamos a la moda.
¿SERÁ ESTA UNA MODA PASAJERA COMO TODO LO SUYO?
¿DEJARÁN ABANDONADA EN UNA ESQUINA DE LA FRUTERÍA A LA SANDÍA EL VERANO QUE VIENE?
(Ojo, que el plátano viene pegando fuerte...próximamente)
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