lunes, 23 de mayo de 2016

INVASIÓN MINION

Ser una madre-maruja tiene sus cosas y una de ellas es que te enseñan una chupa amarillo huevo y lo primero que se te viene a la cabeza en plan psicoanálisis es un Minion.



Pero no, la chupa amarilla es la que lo está petando este año.

Cuando empecé a leer en todos lados que la chupa estaba invadiendo el país y hasta los articulistas más sesudos le dedicaban columnas de análisis al porqué de este fenómeno sin parangón  (creo que hasta Punset le va a dedicar un libro al fenómeno chupa amarilla y su oscuro simbolismo) me lancé a la búsqueda y captura de este fenómeno mundial.


A simple vista y sobe de mano se ve que es plasticuerosa a más no poder, pero una vez puesta tiene algo que te atrapa y te llamaEs como si te hiciese un efecto lifting porque con ese amarillo (mostaza según el Respectivo que ya tiene mérito, porque no da una con colores...yo creo que los hombres tienen algún cromosoma defectuoso que hace que no distingan el azul del verde) te ves más favorecida y joven (Forever young, I want to be forever young...tralaralaralaralarala larala forever young..uy que me pongo revival y tontona)Da igual que seas rubia o morena, ese amarillo huevoso sienta genial.

Como yo soy #culoveoculoquiero no dudé en comprármela así en plan rollo compulsiva y ansiosa, no fuese a ser que se agotase y me quedase sin la chupa efecto lifting.

 
Ahí la dejé escondida, en barbecho, al fondo del armario, esperando mejores y menos saturados tiempos para lucirla.

Hasta que fui a un Centro Comercial frecuentado por... por... por... digamos... esto... la gente... bueno...así de aquella manera...como te diría yo... bufff... venga... BARRIOBAJERILLA. ¡Hala, ya lo he dicho! (habló la Paris Hilton de pueblo).

Y voy y me encuentro a varias señoras que han cumplido muchísimas veces más que yo los 35 años y con estilismos de más que dudoso gusto y reputación luciendo la chupa Minion.    

 
Al día siguiente allá fui, avengonzada por mis actos, con el ticket entre los dientes, a devolverla a ZARA, que esto está degenerando y decayendo un montón.

Ahora también se lleva, como alternativa, la versión rosa, pero después de esto casi que también paso.

 

domingo, 22 de mayo de 2016

EL PINGAJO

Allá por diciembre os hablé de mi Operación Bikini 2016 y del Tío Cachotas, bueno pues la Operación Bikini ha vuelto a fallar otro año más pero esta vez por motivos diferentes a años anteriores.

Sí, esta vez he logrado quedarme como la radiografía de un silbido (estoy exagerando, ya sabéis, un recurso dramático para darle más merito a mis esfuerzos comiendo comida egobloguera, o sea, lo que viene siendo "corchopán") pero otro verano más mis bikinis se quedarán en el armario haciendo que se pudran las gomas de los elásticos (literalmente) por la falta de uso.

Vestida doy el pego pero en paños menores mi cuerpo es un pingajo.


Ya, ya, me diréis que eso se quita con el ejercicio y me estoy matando a nadar, y sí, el pingajo va a su sitio pero taaaaaaaaaaaaaan leeeeeeeeeeeeeeentamenteeeeeeeeeeee que igual para allá por el 2.029 cuando ande yo con los jubilados en Benidorm me podré poner un bikini de cuello vuelto.

Inciso: que sepáis que en mis jornadas piscineras donde coincido con  la tercera edad lo más de lo más fashion entre las féminas mayores de 70 años son los gorros de goma años 70 con relieves.

Es que por las mañanas entras en la piscina y aquello parece Cocoon.  


Todos los jubilados haciendo aquarobic en la piscina pequeña...es demasiado para una retina sensible como la mía, esos movimientos locos a ritmo de reggaeton, que digo yo, para esa clientela no sería mejor algo más tipo Manolo Escobar o el Vals de las Mariposas, ahí lo dejo caer.  Y luego claro, coincides con ellas en pelota picada en las duchas y te vienes arriba.

En fin, mi barriga es como una bolsa de plástico usada y vacía lista para el reciclaje, o sea, arrugada y despachurrada. 

Si me pongo recta y no respiro (práctico no es) bueeeeno, pero si me agacho ¡me cuelga TODO! por arriba y por abajo.

  
En fin, que al final no sé si va a ser mejor el remedio que la enfermedad.