viernes, 2 de septiembre de 2016

LA MAGIA DEL ORDEN

Si os digo que soy muy desordenada me quedo corta.

Soy un desastre natural para el tema del orden doméstico en general y de mis cosas y trapos en particular.


Meto la ropa a presión en el armario, y cuando me la voy a poner está toda despachurrada y con más arrugas que un Shar Pei.

A veces siento que el interior del armario es un ser con vida propia que me mira amenazante cada vez que abro las puertas.


Y es que esto debe ser genético, porque veo el armario del Respectivo (que no es precisamente de los que tenga cuatro trapos) y es todo orden y armonía. 

Toda la ropa perfectamente alineada, ordenada por colores, impecablemente planchada (obviamente por Servidora); y luego intentas abrir el mío y ¡sorpresaaaaaaaaaaaaa!, puede salir cualquier cosa.  No sería la primera vez que amago con ponerme un vestido vaquero y salgo con una falda de lentejuelas porque no he dado con nada de lo que se supone que hay dentro.  Es como el túnel del tiempo: entras buscando una falda del 2016 y sales con un polo de 1998.


Así que un día cayó en mis manos el libro "La magia del orden" de Marie Kondo


Esta buena mujer japonesa es una gurú del orden que imparte cursillos a domicilio, da charlas y escribe libros para enseñarte lo que debes de hacer para dejar de tener la casa hecha unos zorros, aunque a mi me parece que está un poco loca y/o traumatizada porque cuenta que en su tierna infancia, en vez de salir a jugar al parque con sus (inexistentes) amigas, se quedaba en casa ordenándoles la habitación a sus hermanos una y otra vez, así en plan rollo hobby compulsivo a ver si mejoraba la técnica. Y digo yo ¿no tenía madre que le echase de casa para que le diese un poco el aire?

Estos japos son muy raritos.



En fin, el libro podíamos resumirlo en 4 hojas, pero claro, hay que hacer relleno porque no vamos a vender un librillo más fino que los cuadernos de Rubio, así que llega a ser un poco repetitivo.

Por tanto, para ahorraros tiempo y dinero, os resumo las enseñanzas de esta extraña y pulcra mujer.

Para empezar a ordenar SÁCALO TODO DEL ARMARIO (uy, casi como el nombre de mi cutreblog) Y DE LOS CAJONES y a poder ser SIN QUE TU MADRE ESTÉ CERCA.

Ahí, ahí lo ha dado. El dato de la madre me convenció para seguir leyendo.

Cuando tu casa tiene 10 metros cuadrados y tienes toda la ropa almacenada en los armarios de la cuasimansión de tu madre, la operación cambio de armario es una tensión indescriptible, porque si ya desquicia de por sí tener que sacar todos los trapos y decidir que me llevo y que no, siguiendo las pautas básicas de en que quepo este año y en que no, o que se lleva y que no, tener a la mosca cojonera tu madre detrás de la chepa tensa un montón.

Que si por qué vas a tirar esto (eerrrr, ¿tal vez porque se han podrido las gomas de los elásticos de viejo que es ya?) ...que si esto me vale a mi (sí, claro, en sueños de juventud tirando a infancia), que si esto le puede valer a tu cuñada (que pasa de mi, de mis trapos y de heredar nada de segunda mano), que si llévate esto que es monísimo (ERA monísimo, ahora está más pasado que yo)....vamos, que te boicotea la operación cambio de armario y acabas yéndote 5 horas más tarde (cuando a tu aire en hora y media estaría todo despachado)  con los nervios a flor de piel y dejándote todo lo que en principio habías ido a buscar.


PALPA LA ROPA, SIÉNTELA Y QUÉDATE CON LO QUE TE HACE FELIZ.


¿¿Mandeeeeee??.  ¿Tan desesperados de la vida estamos para que un trapo nos proporcione felicidad? ¿como si fuésemos bebés abrazados a su mantita?.  No sé a vosotras, pero a mi la ropa me gusta, me encanta, pero vamos, que no creo que una camisa me de la felicidad de una hipoteca pagada todos los meses, o un vestido la alegría de comer pasteles compulsivamente y tener el vientre más firme que la plancha de gambas que tiene mi suegra.  No, MariKondo, no, es muy rarito y siniestro eso de que la ropa te haga feliz...o muy triste, según se vea.

TIRA TODO COMO UNA LOCA Y DALE LAS GRACIAS A LA ROPA POR LA FELICIDAD QUE TE HA DADO.

Pues a ver, lo de darle las gracias a un jersey por  el calorcillo que me ha dado...lo veo un poco de esquizofrénica, así hablando sola con un jersey como las locas (por menos han encerrado a muchas).

Aquí la tenemos en acción rezando, tirando y dando gracias (da cosita verla).



Me puse en acción para poner en práctica sus hacendosas enseñanzas.

Saqué toda la ropa de la leonera que tenía (ojo, que digo tenía en pasado) por armario (al ver tanto barullo desparramado me puse a hiperventilar y casi tengo que darme un chupitazo de ventolín).


Doblé las camisetas, jerseys y demás como dice la señorita MariKondo (fijaros en este vídeo porque es muy útil).

   

Incluso la ropa interior.



Habréis oído hablar maravillas de este libro (de un par de semanas para acá está hasta en la sopa). ¿Qué queréis que os diga?.  El método de doblar y colocar las cosas está muy bien. Ganas espacio, lo ves todo nada más abrir el cajón con lo que te evitas andar revolviéndolo todo y volviéndolo a dejar todo hecho un desastre. Así que os lo recomiendo.




Pero el tema de tomarte las prendas como si tuviesen alma o algo así, lo veo un poco de locas. Particularmente ordeno el armario y punto pelota. Tal vez haya causado una depresión horrible a aquella falda que tantas veces me puse y que acabé donando si decirle adiós, ni darle las gracias o un besito de despedida, pero es que con la ropa no suelo ponerme cariñosona.

1 comentario:

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