Si en la entrega anterior de las "Tontunas Egoblogueras" hablaba de la manía que tienen por exhibirse haciendo ejercicio, algo que yo considero muy íntimo, casi como ir al servicio a miccionar u otras cosas mayores, hoy os hablaré de una carencia que tienen:
Sí, queridas amigas, mientras nosotras nos zampamos un chocolate con churros o una milhoja de cinco dedos de altura, ellas miran con ojitos de gato de Shrek el escaparate de las pastelerías.
A las pruebas me remito, que una lleva muchas dietas encima y sabe lo que es pasar, no hambre, sino ganas de cosas "prohibidas" (con deciros que odio el queso y estando a dieta hasta me daban ganas de comerlo...cerebro puñetero y malo) y viendo la obsesión que tienen por hacerles foto a los pasteles....malo, malo, están pidiendo a gritos un chute de azúcar en vena.
Ahí os va esta dulce galería después de la cual habrá que ir directamente a por la insulina.
Ahí os va esta dulce galería después de la cual habrá que ir directamente a por la insulina.
Pero la mejor es esta foto. Esa carita (que adivinamos) de angustia ante el dilema de meterse un macaron entre pecho y espalda (cuidadín nena que te vas a atragantar), ojillos llorosos y cuerpo ¿en pelotas? (aquí me he perdido). Eso es un dilema y no lo de Hamlet.
En mi caso no habría dilema, ni foto, porque no iba a tardar ni 3 segundos en meditar si me lo comía o no... por eso, y por muchas otras cosas más que saltan a la vista, no soy una egoblogger.
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