Ahí vas, tan campante con tu vestido saco, tan ligero, te sientes tan libre, tus carnes flácidas se toman un respiro de tanto pantalón pitillo efecto faja. Se te quita la mala leche porque tus domingas están hinchadas como si de una vaca lechera sin catar todavía se tratase, y tu barriga parece la de una embarazada de 7 meses que ni los vaqueros más flojos te entran.
¡¡Eres JAPI como en una anuncio de compresas!! (que por cierto, que manía de ponerlas a todas con minichorts blancos y marcones ¿existe alguien en su sano juicio que se pone semejante modelete en esos días con los peligros que conlleva?
Pero ahí llega tu respectivo y te chafa el día porque a TODOS los hombres estos vestidos les parecen horrorosos.
El mío en concreto dice que parezco la mesa camilla de su bisabuela, que lo queme o lo use para limpiar (preferentemente con lejía o cualquier otro producto abrasivo o corrosivo).
Dice que es antierótico y que me hace más gorda, y que lo remato cuando me ato la cazadora por la cintura porque parezco una compresa con alas.
Pues que queréis que os diga, hay días que como con estos vestidos, con nada.
Esto sí que es "fondo de armario"
Uyuyuy, ahí tu marido buscándose la ruina!!no sabes cómo te entiendo...
ResponderEliminarY lo cómodos que son que vas toda suelta con las carnes balanceándose libremente sin que nadie lo note jajajaja.
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