lunes, 23 de febrero de 2015

EL ENTRENADOR PERSONAL

Tengo entrenador personal ¿cómo os quedáis? ¿eh?

Pensaréis, ¿y de dónde saca p'a tanto como destaca?, porque esta está tiesa, y contratar un entrenador personal cuesta dinerito.

Pues sí, si Paula Echevarría tiene un entrenador personal que va a su casa y le persigue para que haga ejercicio y no coma gocherías, yo no voy a ser menos. ¡Qué digo menos! ¡yo soy más! porque el entrenador no viene a mi casa: VIVE EN MI CASA.

¿A que estáis flipando?

Pues más flipada me quedé yo cuando P. cogió la florecilla de abdominales del Decathlon y  me persiguió con ella por toda la casa al grito de "mamá, tienes que quitar esa BARRIGOOOOOOTAAAAAAA".


No paró hasta que me puse a hacerlas mientras él me acompañaba haciéndolas también.

Cuando terminamos (yo reventada, él más fresco que una lechuga), se pone de pie, apoya la espalda en la pared y me dice: "Ahora sentadillas"

Nooooooooooooo, no quierooooooooooo, estoy cansada.


"Mamá, ¿quieres tener esa barrigota?" (es pequeño, pero ya sabe dar donde duele... ay, mi retoño, qué bien le estoy enseñando).

Mis instintos maternales mutaron en asesinos, sobre todo al ver que también las sentadillas las hacía mejor que yo.

Reventada y con la lengua afuera, no me dio tregua: 

"Mamá, no te vayas, tienes que hacer lo de las piernas" (vamos, la tijera aprieta muslacos de pollo).


Cuando terminé salí huyendo del enano no fuese a ser que se acordase que no había hecho bici.


DIOS MÍO ¡¡¡ES MÁS PESADO QUE YOOOOOOO!!!
.... Y ASÍ TODAS LAS TARDES

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