Casi no he pisado las tiendas porque me he pasado el mes mirando internet y ya estoy harta de las rebajas.
Me estaré haciendo mayor, o sea, que ya he vivido muchas rebajas, pero el caso es que me dan muchísimo más morbo los "descuentos especiales" a mitad de temporada sin venir a cuento, que me ponen como una moto y me aceleran el corazón; y los "precios especiales" con los que de vez en cuando nos deleita Amancio, aunque he notado que últimamente ha bajado el nivel y subido los precios. No sé, igual son cosas mías, pero me lo parece.
Ropa que antes te parecía mona, armoniosamente colocada en su percha, la ves tirada en una mesa, hecha un burullo y piensas que es un pimplajo que ni por 1€ te llevarías a casa. Para que veáis que la apariencia y presentación SI CUENTA (eso nos lo tendremos que aplicar a nosotras mismas, o por lo menos a mi, que no es lo mismo verme recién levantada que recién salida del taller de chapa y pintura....vale, tampoco es que gane mucho, pero sí que mejoro).
Además, se está acabando el verano y casi no he pisado la playa así que no me apetece ponerme a comprar más sandalias (todavía he sacado hace un par de días las mías de otros años) y ropa de tirantes.
No sé, seré yo, será el verano, será la falta de vaciones....será que me hago mayor....será que estoy "repugnante"....pero el caso es que casi que quiero que llegue el otoño, ponerme mis peluchines leopardosos, y las medias tupidas que me camuflan las piernas, y capas y capas de ropa. Vale, aquí he exagerado, porque en el norte la diferencia entre verano e invierno básicamente es ponerte una chaqueta y medias, porque aunque esto en verano no es el Caribe, en invierno tampoco es Siberia. Vamos, que es como si fuese otoño la mayoría del año.
Pero a ver, ¿a fin de que suelto este rollo si el tema eran las rebajas? Es que me disperso un montón (por eso este blog es tan cutre).
No sé, seré yo, será el verano, será la falta de vaciones....será que me hago mayor....será que estoy "repugnante"....pero el caso es que casi que quiero que llegue el otoño, ponerme mis peluchines leopardosos, y las medias tupidas que me camuflan las piernas, y capas y capas de ropa. Vale, aquí he exagerado, porque en el norte la diferencia entre verano e invierno básicamente es ponerte una chaqueta y medias, porque aunque esto en verano no es el Caribe, en invierno tampoco es Siberia. Vamos, que es como si fuese otoño la mayoría del año.
Pero a ver, ¿a fin de que suelto este rollo si el tema eran las rebajas? Es que me disperso un montón (por eso este blog es tan cutre).
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