¿Veis el dicho ese de "no escupas para arriba.."?, pues me ha caído el escupitajo en toda la coronilla.
En mi traumática pubertad pegué el estirón como todo el mundo, excepto que mi estirón no fue a lo alto sino a lo ancho.
Pasé de ser una niña menuda, a ser un pequeño engendro de barrilete lleno de espinillas, pelo grasiento y gafas de culo de botella, todo a la vez, sin anestesia y de sopetón.
Así que a los 14 años comenzó mi periplo por todos los dietistas, nutricionistas, endocrinos, exorcistas y brujos zulú de la comarca buscando esa bajada de peso que me devolviese a mi ser primitivo y etéreo.
La facilidad que tengo para coger kilos hasta por respirar cerca de un plato de callos no la tengo para deshacerme de ellos y ahora que soy una #señoraquellevaañoscumpliendo35años me cuesta aun más.
Por la tía de la prima de la cuñada de la suegra de la amiga de una amiga de clases de corte y confección de la sobrina de la compañera de yoga de la suegra de mi prima segunda llegué hasta "el tío cachotas" (el nombre se lo ha puesto P. que está fascinado con el chaval porque debe de pensarse que ha salido de un comic de Marvel, sí, a los 4 años quiere ser de mayor Iron Man...bueno, y también perro de la Patrulla Canina).
"El tío cachotas", además de ser un armario ropero de siete cuerpos, es nutricionista y desde hace dos meses me lleva más firme que una vela con el tema del zampicio.
Y ahora viene el escupitajo ...
¡Me hace comer lo mismo que a una egobloguera! ¡¡¡horror!!! ¡¡p'a qué habré rajado yo!!
¿Veis las fotos de Instagram de comida que nos ponen? ¡pues tengo toda la colección!
El salteado de verduras y pollo. Las claras de huevo. La harina de avena. El arroz integral con verduras y pollo. El pollo con pollo. La verdura con verdura. El pescado con verdura. Los kebab de pan integral. La pasta integral con marisco. Las tortitas con frutos rojos (momento en el que tengo que espantar a toda la familia porque me las quieren comer y aquí tengo que explicarle a P. que eso de "hay que compartir" no se aplica a la comida pesada al miligramo de su querida madre y menos aún a las tortitas de chocolate que estoy esperando que llegue el momento de metérmelas entre pecho y espalda como quien espera el agua de mayo o que le toque una Primitiva que le retire del mal vivir). El yogurt en bol con alpiste y frambuesas. Las almendras. La leche de Avena....¡¡¡todo todito todo!!! ¡¡que no me falta detalle!!!
Estoy abducida por el espíruitu de la dieta egobloguera y todo por culpa del "tío cachotas".
Avergonzada reconozco quetodas esas marranadas todos estos suculentos alimentos me están haciendo adelgazar y encima tengo más energía que el conejo de Duracell. No se me está quedando la cara de politoxicómana que me suele quedar en cuanto adelgazo, ni tengo esa ansiedad loca por meterme dulce en vena.
Como también me obliga a hacer deporte tenías que verme, soy como Johnny Weissmüller nadando y ¡hasta adelanto a los vejetes caminando! (ojo, que eso es duro, que están muy entrenados).
Así que poco a poco ya me he quedado en la mitad de lo que era...y todavía me falta.
El otro día me dijo que mi masa de grasa corporal era alta dentro de los parámetros de "normalidad", pero claro, es que mi grasa es una rebelde sin causa que se va toda a la zona de las posaderas y a los muslacos, por lo que estoy esmirriada por arriba y con un pedazo flotador tamaño rueda de camión por abajo. ¿Y si fuésemos de plastilina y nos quitasen de aquí y de allá con un cuchillo? Oye, te quitas muslos de pollo y con lo que te sobra te pones domingas (o rellenas pellejo como en mi caso).
En fin, a seguir bajando lorzas mientras sigo abducida por el espíritu egobloguero.
Os dejo que me voy a comprar sábanas blancas para posar los zapatazos de la calle y la taza de café mientras me hago una foto cogiendo un donut a la vez que edito mis post en mi Mac Air con mi iPhone al lado.
CONTINUARÁ.......
En mi traumática pubertad pegué el estirón como todo el mundo, excepto que mi estirón no fue a lo alto sino a lo ancho.
Pasé de ser una niña menuda, a ser un pequeño engendro de barrilete lleno de espinillas, pelo grasiento y gafas de culo de botella, todo a la vez, sin anestesia y de sopetón.
Así que a los 14 años comenzó mi periplo por todos los dietistas, nutricionistas, endocrinos, exorcistas y brujos zulú de la comarca buscando esa bajada de peso que me devolviese a mi ser primitivo y etéreo.
La facilidad que tengo para coger kilos hasta por respirar cerca de un plato de callos no la tengo para deshacerme de ellos y ahora que soy una #señoraquellevaañoscumpliendo35años me cuesta aun más.
Por la tía de la prima de la cuñada de la suegra de la amiga de una amiga de clases de corte y confección de la sobrina de la compañera de yoga de la suegra de mi prima segunda llegué hasta "el tío cachotas" (el nombre se lo ha puesto P. que está fascinado con el chaval porque debe de pensarse que ha salido de un comic de Marvel, sí, a los 4 años quiere ser de mayor Iron Man...bueno, y también perro de la Patrulla Canina).
"El tío cachotas", además de ser un armario ropero de siete cuerpos, es nutricionista y desde hace dos meses me lleva más firme que una vela con el tema del zampicio.
Y ahora viene el escupitajo ...
¡Me hace comer lo mismo que a una egobloguera! ¡¡¡horror!!! ¡¡p'a qué habré rajado yo!!
¿Veis las fotos de Instagram de comida que nos ponen? ¡pues tengo toda la colección!
El salteado de verduras y pollo. Las claras de huevo. La harina de avena. El arroz integral con verduras y pollo. El pollo con pollo. La verdura con verdura. El pescado con verdura. Los kebab de pan integral. La pasta integral con marisco. Las tortitas con frutos rojos (momento en el que tengo que espantar a toda la familia porque me las quieren comer y aquí tengo que explicarle a P. que eso de "hay que compartir" no se aplica a la comida pesada al miligramo de su querida madre y menos aún a las tortitas de chocolate que estoy esperando que llegue el momento de metérmelas entre pecho y espalda como quien espera el agua de mayo o que le toque una Primitiva que le retire del mal vivir). El yogurt en bol con alpiste y frambuesas. Las almendras. La leche de Avena....¡¡¡todo todito todo!!! ¡¡que no me falta detalle!!!
Estoy abducida por el espíruitu de la dieta egobloguera y todo por culpa del "tío cachotas".
Avergonzada reconozco que
Como también me obliga a hacer deporte tenías que verme, soy como Johnny Weissmüller nadando y ¡hasta adelanto a los vejetes caminando! (ojo, que eso es duro, que están muy entrenados).
Así que poco a poco ya me he quedado en la mitad de lo que era...y todavía me falta.
El otro día me dijo que mi masa de grasa corporal era alta dentro de los parámetros de "normalidad", pero claro, es que mi grasa es una rebelde sin causa que se va toda a la zona de las posaderas y a los muslacos, por lo que estoy esmirriada por arriba y con un pedazo flotador tamaño rueda de camión por abajo. ¿Y si fuésemos de plastilina y nos quitasen de aquí y de allá con un cuchillo? Oye, te quitas muslos de pollo y con lo que te sobra te pones domingas (o rellenas pellejo como en mi caso).
En fin, a seguir bajando lorzas mientras sigo abducida por el espíritu egobloguero.
Os dejo que me voy a comprar sábanas blancas para posar los zapatazos de la calle y la taza de café mientras me hago una foto cogiendo un donut a la vez que edito mis post en mi Mac Air con mi iPhone al lado.
CONTINUARÁ.......