Situación:
Típica demostración de productos de belleza, o sea, pontingues, en la que te hacen una limpieza de cutis, masaje fácil, etc, etc, con el fin de encasquetarte toda la gama, la necesites, o no, y cuando llegue el extracto de la VISA a fin de mes tengas que "pedirle un Cofidis" a amigos, parientes e incautos varios a los que puedas pegar el sablazo.
Vale, ya estamos situadas.
Termina la sesión de belleza (si porosa-tupida entré, porosa-tupida salí) y se me acerca el vendedor, el gurú de los potingues, el hombre que hará que parezca que vuelvo a la infancia pero por la parte posterior (vamos, lo que vienen siendo tener la cara como el culo de un bebé) y me va a salvar de los crueles signos del tiempo.
¿Pero yo que espero?
Pues que me diga que estoy estupenda, maravillosa, que tengo un cutis precioso, bla bla bla, bla bla bla, un momento "Pretty Woman" en plan perfumería. Y aunque luego el vendedor añada un "peeeeeeerooooo", después de regalarte los oídos de esa manera, ya se lo perdonas todo y le compras hasta la crema para las almorranas que usa su abuela si hace falta.
Peeeeeeerooooooooo, este vendedor en su otra vida debió de ser fabricante de lijas del 10, porque lo primero que me dijo al verme fue:
"Uy, tienes los surcos nasogenianos súper marcados y caídos"
¿Que tengo qué? ¡los naso esos los tendrá caídos tu piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii mother! pedazo de piiiiiiiiiiiiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
El seguía vendiéndome su moto, bla bla bla bla, pero mi odio interno y asco externo me impedían oír nada más. Era como un volcán en erupción, como una olla express con el pitorro obstruido.
Encima, no os penséis que era un marca de "supermercado", que era una de esa "nicho" (anda que lo de clasificar como "nicho" a una marca pijicara tiene tela, ya puestos tendrían que llamarla marca "panteón"...lo digo por el precio).
Siguió con su discurso el muy cansino, pero desde el "naso eso" yo ya había desconectado. Era como un muñeco de Jose Luis Moreno moviendo los labios, lo ves, pero no le escuchas.
El seguía con su desparpajo poniendo botes encima de la mesa y yo pensaba "chato, vas "apañao"" "a ti, a ti te voy a dar yo una comisión".
Ya os podéis imaginar el final.
Servidora yéndose con sus surcos nasogenianos a otro sitio donde la peloteasen un poquito para ganarse una comisión.
NOTA DE LA AUTORA: Encima es que otra cosa no, pero los nasogenianos los tengo "bien plantaos" así que encima de basto TROLERO.
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