Hoy os hablaré de esa especie que existe en nuestro ecosistema que se denomina "mater controleitor pedorrus", abreviando MCP.
La MCP se piensa que en el mundo del colegio su retoño es único, que los profesores dejan todo lo que estén haciendo para atender a su querubín porque es megaespecial, superdotado, simpático, habilidoso, con una imaginación que ni Dalí y un mundo interior que ni Kant.
Claro, eso es lo que piensa la MCP, porque la realidad es que el retoño es un niño (o niña) normal y corriente como el resto, que llora si le quitan un juguete, se come los mocos y lleva el mismo ritmo de aprendizaje que el 95% de los niños de su edad.
La MCP tiene fritos a los tutores pidiendo tutorías cada 15 días porque ella tiene que controlarlo TODO. Y no habla del crío como "él o ella" sino como "nosotros", vamos, que la madre va incluída en el pack.
"Si antes era una apasionada de este tema, ahora mucho más. Tengo a la directora del colegio de Milan en mi WhatsApp"
¿Vosotras tenéis el número del director del cole en vuestro WhatsApp?. Yo ni de broma, es más, ni se me ocurriría pedirle el número, más que nada porque me imagino la mirada asesina que me lanzaría.
¿Y para qué quiere el número de la directora? ¿para enviarle una cesta por Navidad? ¿tal vez su último disco? (soy yo o todo lo canta igual).
¡Ilusas!
Aquí llegó el trozo donde ya aluciné.
"Cada día le hago una pregunta o le hago sugerencias, le doy ideas de cómo creo que podemos mejorar desde mi experiencia".
"Cada día le hago una pregunta o le hago sugerencias, le doy ideas de cómo creo que podemos mejorar desde mi experiencia".
Vamos, que la directora no tiene ni pajolera de educar chiquillos y le han puesto ahí en el puesto porque le tocó en una rifa, y Shakira tiene mogollón de experiencia de todos los niños que ha tenido y ha ido educando entre gorgorito y contoneo
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