jueves, 11 de septiembre de 2014

HALITOSIS

Cuanta gente hemos visto que al acercarse te tiras para atrás de lo que le canta el aliento.


El halitoso tiene que andar todo el día mascando chicle y moviendo la mandíbula como si fuese un dromedario,  con cuidado de no pasarse con una sobredosis chiclil porque es sabido que tiene efecto laxante y te puede chafar la noche.

O echándose cosas como los sprays esos que colocan sólo de olerlos, o los chicles que llevan perejil (fijo que Arguiñano tiene algo que ver en esto).


En mi época de fumadora empedernida probé de todo y os aseguro que es casi más desagradable que la halitosis.

Nadie está libre de la dichosa halitosis porque a ver ¡qué levante la mano quien no tenga halitosis mañanera!.

Ese "bonito" momento al principio de toda relación cuando todavía te importan esas cosas, y te deslizas cuan caco de la cama para ir al baño a lavarte los dientes y pegarte un chupito de Listerine, y luego volver sigilosamente y hacer que te acabas de despertar con un aliento a mojito antes de echarle alcohol que da gloria olerte (así se engaña a un hombre).


 


O cuando en un bar se te acerca ese tío bueno al que le tienes echado el ojo desde hace cinco años y justo esa noche has cenado patatas alioli y para disimular le ríes las gracias poniendo la mano delante de la boca cuan geisha, que pareces tonta.

  
Estoy convencida de que a Myley le canta el aliento porque esa lengua blanca.....



Bueno, y como este problema lo sufre más del 50% de la población mundial tendremos que pensar en una solución para forrarnos y de paso que nos deje de cantar el aliento.

Sí, es desagradable, pero es lo que hay.

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