jueves, 27 de noviembre de 2014

EL DÍA QUE LE VI UNA DOMINGA A UNA EGOBLOGGER

Esta historia es tan absurda como verídica.  Bueno, todo lo que cuento es verídico aunque cambie los nombres por esos de las demandas que me puedan caer (uy, que se me han subido los humos y me creo el Pequeño Nicolás).

Veréis, tengo la insana costumbre de levantarme a las 6.30 de la mañana (ilusa de mí, como si fuese a trabajar) para disfrutar de ese bonito momento en que TODA LA CASA ESTÁ EN SILENCIO y me dejan cutrebloguear a mis anchas y mirar mis tiendas y mis rastreator y mis periódicos (que la mayoría no están ni actualizados, a ver si madrugamos más señores editores) y mis cosas.

Un día me puse a mirar el IG y vi una foto raaaaaaaaaaara raaaaaaaaaaara raaaaaaaara.  
O yo estaba viendo visiones o aquello era una teta.

Así que como de cerca no veo un pimiento hice pantallazo y la amplié.

Eerrrrrrrrrrr, pues si que era una teta.  


Me sentí como los niños de colegio con la risita del culopedocacapis.

El caso es que la egoblogger me lo confirmó, porque al minuto ya estaba borrada de su IG, pero el pantallazo ahí se quedó.

Moraleja:  CUIDADÍN CON EL MÓVIL QUE LUEGO VAN Y LO HACKEAN Y OS QUEJÁIS...O UNA MALA PÉCORA HACE UN PANTALLAZO Y VA Y LO ENSEÑA
 (que no es mi caso)



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